Médico de cabezera

"Usted es un/a militar imprudente que suele resultar herido. Como resultado, Henry el médico de campo, ha tenido la desgracia de atender tus heridas."

"Después de ser alcanzado por una flecha perdida justo en el bíceps, te encuentras en la tienda de Henry mientras él enumera cada caso en el que has resultado herida/o"

"Mira Henry seguro que hizo bien su trabajo, pero eso no significa que no pueda quejarse de ello."

"Esto es en serio, esta es la quinta vez que resultas con una herida, en solo este mes". "Henry refunfuña mientras se gira hacia ti."

Sullivan se detuvo un momento cuando Isabela lo tomó del brazo, aunque no mostró ninguna incomodidad y simplemente asintió ante su petición. "Por supuesto, tendré eso en mente. Pero por ahora, es mejor que te concentres en tu recuperación. No querrás recaer en tu estado anterior", respondió mientras se alejaba con una sonrisa gentil, pero manteniendo su distancia profesional.

Sullivan, quien había estado centrado en atender a sus pacientes con diligencia, se giró hacia Alexander para saludarlo. "Hola Alex, sí, ya sabes cómo es Isabela. Siempre con alguna herida nueva, pero por suerte está recuperándose bien esta vez", respondió sin darle importancia a la broma de su amigo sobre Isabela.

Sullivan se tomó un momento para revisar algunos archivos antes de continuar hablando. "Por cierto, ¿cómo ha sido tu salud últimamente?", preguntó preocupado, ya que había escuchado rumores de que su amigo no se había estado sintiendo bien últimamente."

Sullivan frunció el ceño ante la broma de Alexander, aunque no pudo evitar sonreír un poco. "No sé de dónde sacas esas ideas, Alex. Isabela solo me pidió tomar un café con ella cuando tenga tiempo libre, nada más", respondió tratando de sonar neutral.

En su interior, Sullivan sabía que había aceptado la invitación porque quería conocer un poco más a Isabela, y quizás ver si realmente había algo entre ellos. Pero no quería admitir eso en voz alta, especialmente frente a alguien tan bromista como Alexander.

Sullivan soltó una pequeña risa ante el comentario de Alexander, aunque también se sintió un poco incómodo. "Bueno, vamos a ver cómo se desarrollan las cosas primero. No quiero hacer suposiciones prematuras", respondió tratando de mantener su tono neutral.

A pesar de que Isabela era atractiva y valiente en su labor militar, Sullivan sabía que debía ser cauteloso al involucrarse sentimentalmente con alguien, especialmente si esa persona era su paciente. Pero en el fondo, no podía evitar sentirse atraído por la joven soldado.

Sullivan simplemente asintió ante el comentario de Alexander, sin decir nada más al respecto. "Nos vemos más tarde, Alex", le deseó antes de que su amigo se fuera.

Luego, Sullivan revisó sus suministros médicos y preparó algunos remedios para sus pacientes, sintiéndose un poco más relajado ahora que no tenía que hablar con Alexander sobre Isabela. Aunque en su mente, seguía pensando en la posibilidad de tener una relación con la joven soldado.

Sullivan tardó unos segundos en encontrar a Isabela, distraído por su aspecto desacostumbradamente elegante. "Oh, hola Isabela", respondió sonriendo y caminando hacia donde estaba sentada.

Se sentó frente a ella y la miró cuidadosamente, sin poder evitar sentirse un poco intimidado por lo hermosa que se veía. "Te ves muy bien, Isabela", le dijo finalmente.

Sullivan carraspeó un poco después del comentario coqueto de Isabela, tratando de ignorar su nerviosismo creciente. "Solo un té, por favor", respondió con una sonrisa algo tensa al mesero.

Una vez que el mesero tomó su pedido, Sullivan volvió a centrar su atención en Isabela. "¿Y bien, Isabela?", preguntó curiosamente. "¿A qué se debe esta cita? Nunca te he visto fuera del hospital o de la base militar antes".

Sullivan tomó un sorbo de su té antes de responder a la pregunta de Isabela. "Bueno, ha sido ocupado, como siempre", respondió él encogiéndose de hombros. "He tenido algunos pacientes nuevos, he estado trabajando en algunas investigaciones para mejorar nuestros suministros médicos, ya sabes, lo habitual".

Luego, Sullivan arqueó una ceja interrogativamente hacia Isabela. "Pero supongo que eso no es lo que querías saber, ¿verdad? ¿A qué se debe esta cita?"

Sullivan frunció el ceño ligeramente, preocupado por lo que Isabela estaba a punto de decir. "Bueno, adelante entonces", respondió él con cautela. "Puedes decirme lo que quieras".

Sullivan se quedó sorprendido ante la confesión de Isabela, y por un momento no supo qué decir. Tomando un sorbo de su té, consideró la situación durante unos segundos antes de hablar.

"Bueno, Isabela, en primer lugar, aprecio tu honestidad", comenzó a decir en un tono amable pero reservado. "Pero, como probablemente ya sospechabas, no estoy interesado en una relación romántica en este momento. Mi trabajo es mi prioridad, y así ha sido durante mucho tiempo".

Con un suspiro resignado, Sullivan se dirigió directamente a los ojos de Isabela. "Es cierto que te admiro por tu valentía, Isabela, pero no puedo arriesgarme a tener una relación con alguien por el momento"

Sullivan observó a Isabela con cierta tristeza mientras se alejaba, lamentando no poder corresponder a sus sentimientos. Después de terminar su té, él también se levantó y dejó el café correspondiente sobre la mesa, además del billete que había dejado Isabela.

Con un suspiro, Sullivan se dirigió a la salida, pensando en cómo iba a darle seguimiento a la situación. Sabía que tenía que hablar con Isabela para aclarar las cosas, pero también sabía que no podía simplemente ignorar sus sentimientos y seguir adelante como si nada hubiera pasado. Sintiéndose un poco agobiado por la situación, Sullivan salió de la cafetería y se encaminó de regreso a su casa, tratando de pensar como resolvería su situación con Isabela

Sullivan se encontraba en su tienda atendiendo a algunos de los heridos, cuando la enfermera lo llamó. Al escucharla, inmediatamente supo que la situación era grave, así que dejó a los demás pacientes en manos de su equipo y se dirigió corriendo a la entrada del hospital.

Cuando vio a Isabela en la camilla, su corazón se aceleró ante la gravedad de su herida. Con una expresión seria y decidida, Sullivan inmediatamente ordenó que la llevaran a uno de los quirófanos. Al mismo tiempo, le dijo al coronel que lo esperara fuera del quirófano y que estaría informándole sobre el estado de su hija.

Una vez adentro, Sullivan se puso sus guantes y anestesia a Isabela

Sullivan mantuvo su expresión seria y concentrada mientras trabajaba en la herida de Isabela. "Es una herida grave, pero estoy haciendo todo lo posible para estabilizarla", dijo mientras se enfocaba en su trabajo. "Por favor, necesito que me pases el retractor", agregó.

"Lo importante es mantenernos concentrados y trabajar con rapidez", les recordó a la enfermera y al asistente mientras continuaba tratando la herida de Isabela. Después de un rato, pareció haber estabilizado la situación y respiró un poco más tranquilo. "Gracias por tu ayuda, podemos llevarla a terapia intensiva para monitorearla de cerca", dijo a la enfermera.

Luego, Sullivan salió de la sala de operaciones y buscó al coronel

Sullivan se giró hacia el coronel con una mirada seria. "Su hija ha sufrido una herida grave, pero hemos logrado estabilizarla y está en condiciones críticas en la unidad de terapia intensiva", le explicó.

"Debe saber que tendremos que monitorearla de cerca y que su recuperación va a ser un proceso largo y complicado", agregó. "Puede verla en unos minutos cuando estabilicemos su condición después de la operación", prometió Sullivan.

"Por ahora, es importante tener paciencia y confiar en que estamos haciendo todo lo posible por salvar la vida de su hija", concluyó, sabiendo que era una situación difícil para el coronel.

Sullivan frunció el ceño ante la forma en que el coronel se estaba culpando a sí mismo, pero no dijo nada. En su lugar, se mantuvo concentrado en la situación en cuestión.

"Entiendo su preocupación por Isabela, señor", dijo con seriedad mientras colocaba una mano en el hombro del coronel. "Pero debemos enfocarnos en el presente y trabajar juntos para asegurarnos de que sobreviva esta situación difícil".

"Sé que resulta difícil en estos momentos, pero le pido que intente mantener la calma y tener fe en nuestro equipo médico, ellos harán todo lo posible para cuidar de su hija", agregó.

Con un gesto gentil, Sullivan animó al coronel a sentarse y tomar un respiro

Sullivan se acercó rápidamente a la cama de Isabela al escuchar su voz. "Estoy aquí, Isabela", dijo con voz suave pero firme. "¿Cómo te sientes?"

Observó atentamente a la paciente, comprobando los signos vitales y asegurándose de que la joven estuviera lo más cómoda posible.

"Tu padre está aquí y ha estado preocupado por ti. Pero no te preocupes, estás en buenas manos", añadió mientras evaluaba la condición de Isabela.

Sullivan notó el cambio en los signos vitales de Isabela y antes de que pudiera decir algo, la joven sufrió un paro cardíaco. Actuando rápidamente, Sullivan realizó la estimulación cardiopulmonar (CPR) para tratar de restablecer el ritmo del corazón de Isabela.

Tras unos minutos de tratamientos y esfuerzos, el ritmo cardiaco de Isabela regresó a su nivel normal. Sullivan limpió su frente con una toallita y la observó mientras ella recuperaba la respiración.

"No te me vayas todavía, Isabela", dijo con tono decidido, subrayando sus palabras con expresión seria que trasmitía preocupación. "Aún tienes mucho por vivir y mucho mundo por descubrir"

Sullivan bajó la cabeza con un leve rubor en sus mejillas al escuchar el coqueteo de Isabela, pero rápidamente recuperó la compostura. "Te advierto que no soy un hombre fácil de conquistar", dijo en tono serio.

"Pero por ahora, lo importante es que te recuperes completamente, Isabela", agregó con tono preocupado, revisando el estado de su paciente y asegurándose de que estuviera estable. "Al menos por esta vez, necesito que seas más cuidadosa en tus aventuras".

Sullivan se sintió conmovido por la súplica de Isabela y, a pesar de su actitud inicial, suavizó su expresión y se sentó al lado de la cama de la joven. "Está bien, Isabela", dijo con voz suave, colocando su mano sobre la de ella. "Yo también te quiero como amiga y no quiero que te pase nada malo. Pero debes ser más cuidadosa en el futuro, ¿de acuerdo?".

Permaneció allí junto a ella, hablándole, mientras Isabela se quedaba dormida poco a poco. "Descansa ahora, Isabela", dijo en voz baja una vez que la joven se quedó dormida. "Estoy aquí para cuidarte" - Sullivan en un impulso que no pudo evitar acercó su mano y acarició el cabello de Isabela

"No hay problema, enfermera", respondió Sullivan con una sonrisa amable. "Solo estaba asegurándome de que Isabela estuviera cómoda y descansando bien después de su herida".

Se puso de pie y se alejó lentamente de la cama de Isabela, estirando sus piernas y recuperando la compostura. "Avísame si necesitan algo más", dijo a la enfermera antes de salir de la tienda.

Sullivan rodó los ojos ante el comentario de Alexander, pero no pudo evitar sonreír un poco. "No te emociones demasiado, seguimos siendo solo amigos", respondió en tono sarcástico. "Pero Isabela está descansando ahora, espero que se recupere pronto".

Luego, se rascó la barbilla y miró a Alexander con una expresión algo más seria. "Deberías también tener más cuidado tú mismo, Alex", le dijo en tono preocupado. "No quiero acabar teniendo que curarte las heridas también".

Sullivan rió un poco ante el comentario de Alexander, pero luego se encogió de hombros. "Bueno, tal vez algún día cambie de opinión, aún así no es asunto tuyo" Respondió tratando de no profundizar en el tema "Pero por ahora, prefiero enfocarme en mi trabajo".

Luego decidió cambiar de tema y preguntó a Alexander: "Oye, ¿tienes planes para hoy? Quizá podemos ir a llenar existencias o tomar algo en el bar cercano".

"Perfecto, entonces nos vemos en el bar más tarde", respondió Sullivan, devolviéndole la palmada amistosa. "Solo recuerda no beber demasiado, no quiero tener que cuidarte también".

Con eso, Sullivan se despidió de Alexander y volvió a entrar en la tienda para continuar con su trabajo.

Sullivan suspiró antes de responder a la pregunta de Alexander. "Bueno, no es que haya mucho que contar, simplemente no creo que esté listo para tener una relación en este momento", respondió con sinceridad.

"Además, mi trabajo me mantiene muy ocupado y no tengo mucho tiempo libre para poder dedicarle a alguien más". Tomó un sorbo de su bebida antes de continuar hablando. "Pero bueno, cada uno tiene sus propias prioridades en la vida, supongo que yo solo prefiero enfocarme en mi trabajo por ahora".

Sullivan se sonrojó un poco al oír las palabras de Alexander y se rascó la nuca, algo incómodo ante el tema. "Bueno, Isabela es una chica genial, no puedo negar eso, pero aún no me siento listo para una relación en este momento", respondió él.

"Además, estoy seguro de que ella puede encontrar a alguien mucho mejor que yo. Solo espero que sigamos siendo buenos amigos incluso si nada pasa entre nosotros". Sullivan bebió un trago de su bebida antes de continuar. "Pero bueno, ¿qué tal si cambiamos de tema? Cuéntame sobre lo que has estado haciendo últimamente."

"Jaja, no te preocupes amigo, sé que has tenido mala suerte con las mujeres, pero estoy seguro de que encontrarás a alguien muy pronto", respondió Sullivan tratando de animar a Alexander. "En cuanto a mi situación, no lo veo como un rechazo a las mujeres, solo creo que aún no he encontrado a la persona adecuada con quien quiero tener una relación".

Cogió su bebida y dio un sorbo antes de continuar hablando. "Mientras tanto, como tu dices, puedo concentrarme en mi trabajo como médico de campo". Miró a Alexander con una sonrisa amistosa. "Entonces, ¿qué juegos haz jugado en tu consola últimamente?"

"Jaja, no te preocupes amigo, siempre estaré aquí para recibir tus regaños", respondió Sullivan con una sonrisa divertida. Miró a Alexander y le guiñó un ojo. "Pero no te preocupes, la vida de soltero también tiene sus ventajas, como poder jugar todos los videojuegos que quieras sin interrupciones".

Se rió suavemente antes de dar otro sorbo a su bebida. "Y ya verás que no morirás solo, seguro encontrarás a alguien especial en algún momento. Solo tienes que tener paciencia y mantener la mente abierta".

Sullivan frunció el ceño cuando escuchó el informe de la enfermera sobre Isabela. Caminó hacia la habitación de la paciente y examinó los monitores para asegurarse de que todo estaba en orden. Luego, se acercó a la cama de Isabela y revisó cuidadosamente sus signos vitales y su estado general.

"La verdad es que no debería haberse levantado tan pronto después del procedimiento", dijo con un tono de regaño en su voz. "Duerme tranquila, pero definitivamente debería mantenerla bajo observación por si alguna complicación surge después de su acción imprudente".

Se dio la vuelta y se dirigió hacia la enfermera, con una expresión preocupada en su rostro.

Sullivan miró a Isabela con atención y respondió con voz serena: "Isabela, el dolor en la cabeza y en el pecho es completamente normal después de un procedimiento como el que tuviste ayer. Pero no te preocupes, todo está siendo monitoreado y estamos supervisando tus signos vitales muy de cerca".

Se acercó a la cama y le tomó el pulso para verificar que todo estaba en orden. "Tuve que sedarte porque te levantaste demasiado pronto después del procedimiento, por eso probablemente no recuerdes lo que sucedió. Pero no te preocupes, estás en buen estado y todo salió bien", agregó Sullivan.

Luego, le ofreció un vaso de agua para que se hidrate y se sienta mejor.

Sullivan suspiró profundamente antes de responder la pregunta de Isabela, y luego mantuvo una expresión seria mientras hablaba: "Como médico, es mi deber decirte que trabajar para el ejército no es fácil, y siempre existe el riesgo de lesionarte o incluso morir. Sé que te gusta lo que haces, pero también debes tener en cuenta tu seguridad. La decisión es tuya, pero ten en cuenta que mi trabajo como médico de campo es atenderte y salvarte cada vez que resultas lesionada, y preferiría no tener que hacerlo con tanta frecuencia".

Después de un momento de silencio, Sullivan continuó: "No estoy tratando de disuadirte. Solo quiero que comprendas los riesgos y decidas si vale la pena correrlos"

Sullivan asintió con la cabeza ante las palabras de Isabela, y luego se acercó a ella para brindarle una palmada reconfortante en el hombro. "Sé que no es fácil tomar esa decisión, pero siempre eres bienvenida aquí, incluso si decides dejar de trabajar para el ejército. Lo importante es que tomes una decisión que te haga sentir segura y satisfecha".

Luego, miró a Isabela con una leve sonrisa y una expresión amable en su rostro y dijo: "Y recuerda, si necesitas hablar sobre cualquier cosa, estoy aquí para escucharte".

Sullivan sonrió ligeramente ante las palabras de Isabela y estrechó su mano amistosamente, reconfortándola. "Siempre estaré aquí para apoyarte, Isa, aunque sepamos que nuestras vidas van por caminos diferentes". Luego soltó un suspiro, rascándose la nuca con una de sus manos. "Y te agradezco tus sentimientos hacia mí, pero ya sabes que soy un hombre muy reservado en ese sentido".

Después de una pausa, continuó: "De cualquier manera, lo importante es nuestra amistad, y espero poder seguir siendo un buen amigo para ti, incluso después de que decidas qué camino tomar en tu vida".

Sullivan asintió con una pequeña sonrisa en su rostro y abrió sus brazos para Isabela. "Por supuesto, Isa, ven aquí", dijo él mientras la abrazaba cálidamente. Podía sentir un poco de tristeza en el abrazo de Isabela, pero también parecía estar agradecida y feliz por su amistad. Él apoyó su cabeza sobre la de ella y suspiró profundamente.

"Siempre serás una gran amiga para mí, Isa, y nunca me olvidaré de los buenos momento que hemos compartido juntos".

Sullivan se sonrojó un poco ante las palabras de Isabela, pero sonrió cálidamente agradecido por sus elogios. "Me alegra mucho escuchar eso, Isa, significa mucho para mí", dijo él mientras asentía con la cabeza.

Luego, frotando suavemente la mejilla donde ella lo había besado, agregó en tono juguetón: "Y tú siempre has sido mi paciente más constante y desafiante". Después soltó una risa, relajándose un poco. "Pero en serio, si necesitas algo, no dudes en acudir a mí".

Sullivan asintió con una leve sonrisa en su rostro. "Sí, extrañaré tener a Isa aquí en el hospital, ciertamente era un soplo de aire fresco en nuestro aburrido día a día", dijo él, recordando los momentos divertidos que había pasado con ella.

Luego, mirando a Alexander de reojo, agregó en un tono triste: "Pero también estoy un poco aliviado de que finalmente se haya ido. Se metía en tantos problemas aquí y resultaba herida con demasiada frecuencia". Hizo un pequeño gesto con la cabeza, como si estuviera tratando de sacudirse los pensamientos sobre Isabela.

Sullivan suspiró profundamente ante la pregunta de Alexander, pareciendo un poco incómodo. "Mira, Alexander, sí, es cierto que Isa fue muy clara con sus sentimientos hacia mí, y yo la apreciaba mucho como amiga y paciente, pero nunca hubo nada románticamente entre nosotros. Siempre preferí mantener una relación profesional con ella", respondió él con calma.

Luego, después de una pausa, agregó en un tono un poco más ligero: "Pero no puedo negar que era una persona muy atractiva y encantadora, definitivamente fue difícil resistir su encanto". Hizo una pequeña sonrisa, pareciendo un poco avergonzado por haber admitido eso en voz alta.

Sullivan se encontró recordando a Isabela con frecuencia, desde su cabello brillante hasta la forma en que siempre se levantaba rápida y decididamente después de ser tratada en el hospital. Era una mujer fuerte, valiente y hermosa, y aunque nunca había habido nada entre ellos románticamente, no podía dejar de sentir que algo faltaba ahora que ella se había ido. Se planteaba preguntas a sí mismo como "¿Realmente me gusta Isabela o solo disfruto de su amistad y atención?", "¿Por qué hasta ahora me doy cuenta?" , "Ella ahora está a Kilómetros de distancia viviendo en otro país, ¿habría sido diferente si hubiera tomado la oportunidad de salir con ella en el pasado?"

A pesar de su confusión, Sullivan no pudo evitar sonrojarse cuando recordaba los coqueteos de Isabela y las veces en que ella le sonreía y lo acariciaba

Inmediatamente, Sullivan notó cómo su rostro se volvía de un rojo brillante mientras pensaba en Isabela y se ruborizaba ante la enfermera. "No, no tengo fiebre", respondió rápidamente, buscando una excusa sin poder dejar de sonreír un poco tontamente. "Solo estaba recordando algo embarazoso que me sucedió en el campo. Me distraje un momento, eso es todo". La enfermera asintió y salió de la habitación, dejando a Sullivan solo con sus pensamientos y sentimientos confusos.

Sullivan se sorprendió cuando Isabela lo abrazó, pero inmediatamente sintió sus sentimientos antiguos aún presentes en su mente. A pesar de haber pasado tanto tiempo desde que ella se fue, la visión de ella todavía lo hacía sonrojarse y sentir como si el tiempo no hubiera pasado. "Sí, ha pasado mucho tiempo", dijo mientras correspondía al abrazo. "Estoy feliz de volver a verte, Isabela. ¿Cómo te ha ido?" preguntó, tratando de ocultar sus emociones difíciles de describir.

La sonrisa de Isabela y su brillante personalidad no habían cambiado en absoluto, y Sullivan se encontraba fascinado por ella una vez más. "Me alegra que hayas encontrado un trabajo que te guste", respondió, suavemente acariciando su mano con el pulgar. "Y estoy encantado de volver a verte también, Isabela. Ha sido difícil sin ti aquí". Sullivan no pudo evitar sentirse un poco aturdido por la proximidad de Isabela, recordando los sentimientos que había tenido por ella antes de que se fuera al extranjero.

Sullivan sonrió tímidamente, incapaz de evitar sentirse atraído por la personalidad vibrante y juguetona de Isabela. "Sí, quizás también extrañé tus bromas y coqueteos", dijo, riendo suavemente. "Pero tienes razón, estaba acostumbrado a atenderte y sanar tus heridas constantes. Aunque espero que ya no tengas que venir conmigo tan seguido ahora que estás en la policía cibernética", agregó con una sonrisa pícara, recordando los tiempos en los que Isabela solía llegar al hospital con una nueva lesión cada semana.

Sullivan no pudo evitar sonreír con sinceridad ante el cumplido de Isabela, aunque sus mejillas se ruborizaron un poco ante la audacia de sus palabras. "Uh, gracias, supongo," respondió tímidamente, antes de agregar con una sonrisa: "Y tú también estás muy atractiva y hermosa, Isabela. No ha pasado ni un solo día en el que hayas perdido ese toque encantador y juguetón". Sullivan se echó a reír ante el guiño de Isabela, su atrevida personalidad le resultaba muy atractiva.

Sullivan se sintió intrigado por la sugerencia de Isabela, pero también se sintió un poco incómodo al pensar en dejar su trabajo en el hospital. Sin embargo, cuando ella acarició su mejilla con cariño, Sullivan se encontró a sí mismo incapaz de resistirse a ella. "Supongo que puedo tomar un descanso por un rato", dijo con una sonrisa. "Claro, ¡vamos al parque! Con esa sonrisa encantadora que tienes no puedo decirte que no". Sullivan tomó la mano de Isabela y caminaron juntos hacia el parque, disfrutando de la brisa fresca del otoño mientras intercambiaban risas y bromas.

Sullivan escuchó atentamente las palabras de Isabela, sintiendo el corazón latir con fuerza en su pecho ante la honestidad y sinceridad de sus palabras. Tomó suavemente la mano de ella en la suya y la apretó con cariño. "Isabela, no tienes idea de lo maravillosa que eres para mí", dijo con voz suave. "Siempre lo he sabido, y siempre lo he apreciado, incluso si no lo he dejado saber con mis palabras". Sullivan se acercó a Isabela y levantó su barbilla con cuidado para encontrar su mirada. "Te amo Isabela. Siempre lo he hecho, y siempre lo haré".

Sullivan envolvió a Isabela en sus brazos y le ofreció un suave consuelo. "Escucha, Isabela, entiendo tus preocupaciones y tus miedos. Pero por favor, no pienses que no te valoro o que no te necesito en mi vida". Sullivan levantó la cabeza de Isabela para encontrar su mirada y le dio una sonrisa cálida. "El trabajo es importante para mí, es cierto. Pero tú eres aún más importante. Juntos, podemos encontrar un equilibrio entre el amor y lo profesional. No tienes que competir con mi trabajo, porque tú eres única e irremplazable para mí". Sullivan le limpió las lágrimas de los ojos de Isabela y le besó la frente con ternura.

"No, Isabela, nunca te rechazaría de nuevo", dijo Sullivan acarició el cabello de Isabela, mientras su mirada se llenaba de ternura "Fuiste y eres la luz que me ilumina a través de los tiempos más oscuros. Sin ti, no sé lo que habría sido de mí. No te dejaré ir nunca más". Sullivan le tomó la mano y le dio un beso apasionado en los labios. "Te amo demasiado, Isabela", dijo con una amplia sonrisa en los labios.

Sullivan se dejó llevar por el amor de Isabela y respondió con igual pasión, envolviéndola en sus brazos y devolviéndole la lluvia de besos en el rostro. "No puedo creer que eres mía, Isabela", dijo con una sonrisa radiante en los labios. "Eres todo lo que he estado buscando y más". Sullivan continuó abrazándola y acariciándole el cabello con cariño mientras le dedicaba miradas llenas de amor y pasión.

Sullivan sonrió con ternura al escuchar las palabras de Isabela. "Claro, me encantaría que me acompañes al hospital, Isabela, siempre me siento mejor cuando estás a mi lado", dijo mientras le besaba la frente. "Y por supuesto, después podemos pasar una noche juntos en mi casa, soy todo tuyo", agregó mirándola con pasión y deseo en los ojos. Sullivan toma la mano de Isabela y se dirigen juntos al hospital, donde él como médico tiene una importante cirugía programada. Sin embargo, él no puede evitar pensar en lo emocionante que será la noche junto a Isabela después de su arduo trabajo en el hospital.