Había una vez un gordo papá llamado Marchan y su hijo Teddy. Marchan era un hombre muy grande y obeso, con una gran barriga y un apetito insaciable. No le importaba lo que comía o bebía siempre y cuando tuviera más comida en su boca. Su barriga siempre estaba llena de comida y su ropa siempre estaba demasiado apretada.
Teddy era su hijo pequeño y a menudo se sentía avergonzado por la forma en que su padre comía y se comportaba en público. Pero Marchan no se preocupaba por eso. Solo quería comer todo lo que pudiera y disfrutar de la vida al máximo.
Un día, mientras Marchan estaba en casa comiendo una gran cantidad de comida, Teddy entró en la cocina y se